jueves, 27 de agosto de 2009

CHACHA WARMI


Por Victoria Mamani

Hoy en día se habla mucho de la complementariedad, reciprocidad el vivir bien el chacha-warmi.

Pero ¿qué es el chacha- warmi? Según las investigaciones de Milton Yzaguirre el chacha es una imposición de los colonizadores y no tiene propiamente raíces andinos. De acuerdo a este investigador, es una construcción colonial.

Pero otros autores definen el chacha warmi de la siguiente manera. En el mundo andino es la complementariedad dual, en donde todo es femenino y masculino. Esta dualidad es imprescindible, indescriptible. En el mundo andino es la fuerza que guía el suma thakhi, que significa el buen camino.

Los aymaras conciben a la pareja en matrimonio no para reproducirse sino para complementarse y formar un todo. Pero en la actualidad las mujeres están tan discriminadas por los hombres que se creen machos, por las propias mujeres que discriminan a las mujeres del campo.

En los hechos no existe una complementariedad, no existe el suma thakhi, porque a las mujeres sólo la muestran en actos públicos como pareja ideal, o como trofeo que manejan las autoridades originarias, o el hombre para decir que es el chacha-warmi, lo perfecto. Pero quien decide es el hombre, nunca tiene decisión la mujer. Los hombres nunca aceptan el pensamiento de la mujer.

Si fuera el chacha-warmi la dualidad, la complementariedad, el suma thakhi en familia, no existiría la separación ni en las organizaciones sindicales como por ejemplo la Bartolina Sisa o la CSUTCB. La dirección de estas organizaciones seria el chacha-warmi. Tendría que haber también una dualidad en estas organizaciones.

El matrimonio. ¿Cuántas mujeres cargan solas la educación de sus hijos e hijas, abandonadas por su marido? Los que pregonan el chacha-warmi son los que más hacen sufrir a las mujeres en su hogar. Se separan, buscan otras mujeres, mellan la dignidad de las mujeres, por ejemplo Santos Ramirez o el ex ministro del Agua Abel Mamani o Felipe Quispe, etcétera, etcétera, etcétera.

Las mujeres queremos respeto, queremos que nuestros pensamientos nuestras ideas sean aceptadas; no queremos que sigan tratándonos como objetos. Las mujeres no queremos ser solamente figuras en actos públicos.

Las mujeres somos y podemos más que los hombres. Las mujeres somos protagonistas de nuestras vidas.